martes, 6 de marzo de 2012

Yo para ser feliz quiero un camión

La mejor manera de saber que estás en Brasil no es por la lengua, ni por las caipirinhas o la feixoada. Qué va, la manera infalible es contar el número de camiones en la carretera. Si hay más de estos bichos enormes que coches, carros, motos o lo que sea...c´est voilá! estás en Brasil!!


La razón de este despropósito es que en Brasil no hay prácticamente tráfico ferroviario y el transporte de mercancías se hace por carretera. Pero no siempre fue así porque hasta la década de los 50 Brasil tenía, como todo país continental, una nutrida red de trenes. ¿Qué pasó? ¿En qué estaban pensando cuando decidieron desmantelarla e invertir en carreteras y camiones? La respuesta nos la da nuestro amigo JK.

JK, o Juscelino Kubitschek como era también conocido, fue un presidente brasileño que decidió que lo mejor para que Brasil creciese era construir miles de kilómetros de carreteras y abrirse al capital extranjero, allá por 1956. La idea en principio no está mal aunque como todos sabemos el infierno está empedrado de buenas ideas. 
Así que JK se cepilló el sistema ferroviario y facilitó a las montadoras de automóviles y constructoras  que se instalasen en Brasil. Pidió préstamos trillonarios para construir carreteras y una nueva capital, Brasilia. Seguro que nuestros políticos están de acuerdo en que endeudar su país y dejarlo en manos de prestamistas y empresas privadas como hizo JK es la mejor manera de “progresar” y “desarrollarse”. Por eso nos luce el pelo como nos luce y tenemos la impresión de que esta gente no ha cambiado mucho desde hace medio siglo (eh, señor Reagan?)
Brasilia, una joya de la ingeniería en mitad  de la nada

En fin que hasta hoy estamos pagando el pato: cientos de muertos todos los meses por accidentes con camiones, camioneros que se dopan con Redbull (los más sanos) y hasta con crack para poder cumplir con jornadas hercúleas, contaminación y suciedad en todas las carreteras,  tráfico lento y peligroso…Viva el progreso!
Lo peor es que a Susana le ponen los camiones. La veo como los seduce al adelantarlos y como les rompe el corazón al marcharse por la carretera como una Circe sin piedad.
Bueno, hoy me he metido en un jardín medio chungo porque este hombre es idolatrado por muchos. A mi Brasilia me encanta, arquitectónicamente hablando es una maravilla. Lo que no puedo es dejar de acordarme de JK cada vez que un camionero brasileño me los pone de corbata al adelantarme por la izquierda o cuando les revienta una rueda a 100 por hora y el cacho de neumático viene hacia mí dando tumbos. Gracias presidente.

5 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Uhm!! lo que hace el ingenio y las circunstancias. :))) Son las alas del alma que siempre encuentran espacio para volar

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  2. el domingo por la noche volviamos de lerida para Girona, y redios... por la autopista, una fila de unos 20 o mas traylers de los de 15 m... la verdad imponen.
    Y lo peor es el rebufo del aire.
    Suerte ke la fazer tiene algo de mala leche, ke si no...

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    1. aquì los peores son los bitren, trailers con 2 carretas articuladas, el doble e longitud que en Europa. yo no las había visto hasta vivir aquí

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