Sin rodeos: el malo de nuestra historia se llama Don Antonio Raposo Tavares. Este menda fue un Pizarro de su tiempo: asesino, sin escrúpulos, cruel, valiente, heroico, líder aventurero y mentiroso. Vamos que si hubiese nacido hoy sería ejecutivo de alguna agencia de calificación, lobista en Bruselas o tertuliano de alguna emisora.
Antoñito todo gallardo |
Pero no, el joven Antonio nació hidalgo
portugués con ganas de fortuna, así que se embarcó a Brasil y vio en los indios
guaraníes su El Dorado particular, sin importar lo que ellos pensasen al
respecto (coño, si parece un político de los nuestros!)
Eran tiempos difíciles en Brasil.
Holanda había invadido Pernambuco y Angola y el tráfico de esclavos estaba
jodido. La cámara de comercio de São Paulo vio en los guaraníes del Guayrá los
sustitutos perfectos para los esclavos africanos así que nuestro Antoñito formó
una Bandeira con otros portugueses, mamelucos (mestizos portugueses e indígenas)
y cientos de indios tupíes, enemigos ancestrales de los guaraníes. Durante años
asolaron las reducciones indefensas pues los indios no podían usar armas de
fuego por orden real y muchos encomenderos españoles veían con buenos ojos que
les eliminasen competencia y de paso les vendiesen esclavos ya adiestrados y
que hablasen español.
Estos piezas abundaban en crueldad. Los indios eran mera mercancía
y como tal era tratada. Si alguien no tenían fuerza para el viaje de regreso,
se le mataba y punto. Esto incluye niños, ancianos y mujeres. Sin problemas.
Además, de los capturados era raro que llegasen vivos la mitad. Unos hijueputas,
vamos.
Los bandeirantes se juntaban en las
cabeceras de los ríos que daban al Paraná. Nosotros comenzamos nuestra Ruta de
los Exploradores Olvidados en la del río Paranapanema y lo seguiremos hasta caer
salvajemente sobre la antigua ciudad española de Villa Rica del Espíritu Santo
(actualmente Fênix).
embalse en la cabecera del Paranapanema |
El paseo es exuberante, todo verde entre campos de soja,
caña de azúcar, mata nativa y ríos. Las curvas son suaves y Susana las dibuja
con perfección.
De
Villa Rica apenas queda nada. Aunque actualmente la están excavando, los
muros fueron construidos con un tipo de adobe que no resistió el pasar de los
siglos. Pese a ello pudimos recorrer la senda que lleva a ella y disfrutar del
Infierno Verde que lo rodea. Hasta tuvimos una sorpresa por el camino!
Parque Estadual de V. R. do E.S, camino a las ruinas |
maqueta de lo que fue V. Rica del E.S. |
un amiguete. se llama coatí |
Muchas de las principales ciudades
coloniales están construídas siguiendo una ruta indígena milenaria: el camino
del Peabirú. Este unía la costa atlántica y las tribus guaraníes y tupíes con
la costa pacífica y los pueblos aymaras e incas. Recorriendo miles de
quilómetros, este camino sagrado fue utilizado por españoles y portugueses en
la conquista de América.
El problema es que este tema por sí mismo se merece
una REO propia! Así que tendremos que conformarnos con algunas pinceladas sobre
el Peabirú y confiar en que mi jefe de me dé más vacaciones (aunque no lo va
leer, que sepáis que es un tío estupendo, comprensivo y gran líder).
El pueblo homónimo, Peabirú, está a
pocos km de Villa Rica así que allí nos fuimos Susana y yo a preguntarle al
cura del pueblo si sabía algo del milenario camino. El tipo no sabía pero a
cambio conocía a un paisano del pueblo que parece que le va el rollo de escarbar
buscando piedras y cosas raras…un hippy, vamos. Ni de coña, el hippy resultó
ser el director jubilado de la escuela del pueblo, Don Expedito Ferreira, y una
eminencia en la materia!!
Encantados con la casualidad, Expedito
nos explicó que el camino fue absorbido por las fazendas, caminos agrícolas etc
aunque que en otras ciudades sí que quedan trechos del mismo, para la próxima
REO. El tío tenía hachas guaraníes de piedra que había encontrado en sus tardes
domingueras de expoliador arqueológico afisionao.
Peabirú? |
A la salida de Vila Rica hay una antigua
capilla usada por los caminantes desde donde se divisan muchos quilómetros a la
redonda y por donde cuenta la leyenda que pasa el Peabirú.
Continuamos nuestra ruta por carreteras
terciarias, agrícolas, hacia la última
ciudad española que fue abandonada: Ciudad Real del Guayrá. Buscando vestigios
de la época española encontramos la capilla Nuestra Señora del Perdón (muy
acertado el nombre!) construida con las piedras de la antigua iglesia española
y con vidrieras dedicadas al fundador de los jesuitas y a los indios también.
Al otro lado del río están Paraguay y Mato Grosso do Sul. Pasar por el puente
que los separa es un espectáculo pese a los controles interminables de policía.1º
El resto de la ruta fuimos siguiendo el
río Paraná hasta llegar a una maravilla de la naturaleza sin parangón: Las
Cataratas de Iguazú…pero eso será otro post.
vayaaaaaaaa viaje guapo te estas pegando. gracias por compartir
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