sábado, 25 de febrero de 2012

Las Reducciones (Misiones) jesuitas: San Ignacio, patrimonio de la humanidad

Algo cojonudo de viajar sólo a lugares con solera o con fuerza es dejarse llevar por las emociones al llegar, entregarse a los sentidos y sentimientos sin que ningún guía te lo explique, si nadie con quien tengas que dividir tu atención, tu foco.

Hoy no me esperaba lo impresionante que es la plaza principal en las ruinas de San Ignacio cuando surge por el camino. Llovía a cántaros y no había muchos turistas y no pude evitar (ni quise) quedarme atónito cuando la vi. Son esos momentos especiales, pequeños satori, los que dan más valor a mis viajes y sobre todo a mis recuerdos sobre estos.



La misión original fue fundada en 1610 en el Guayrá por los sacerdotes José Cataldino y Simón Masceta. Este es el cura guitarrista que enamoraba a los guaraníes tocando la guitarra. Con esta estrategia captaba almas para las reducciones y de paso inspiraba a guionistas de cine del siglo XX (la escena de Jeremy Irons tocando el oboe en las cataratas de Iguazú está inspirada en él). Fue la última en resistir los ataques bandeirantes, hasta 1632 cuando tuvieron que huir fundando varios asentamientos a lo largo del Paraná para definitivamente instalarse aquí, en el San Ignacio de Argentina donde por fin prosperaron.
altar del museo de la Misión de San Ignacio


Las misiones jesuitas supusieron un germen humanístico, un ejemplo de convivencia y tolerancia que no fue entendido desde fuera, como casi siempre ocurre con los adelantados a su tiempo. La Iglesia, el rey y los encomenderos los veían con desconfianza, unos fuera de la Ley divina y terrena. Los bandeirantes portugueses como esclavos ya adiestrados a los que capturar. Nada que ver. En realidad la estructura social de las reducciones era ingeniosa y práctica, dividiendo los poderes entre político y religioso estando aquel subordinado al religioso. El tema era así:
  1. En lo alto de la jerarquía estaban el Padre Cura y el Padre Compañero: el 1º cuidaba de los asuntos religiosos y el 2º de los administrativos.
  2. Tras estos estaba el Cabildo, el ayuntamiento, formado por guaraníes elegidos en 1 de enero de cada año democráticamente (todo lo democrático que se podía ser en el siglo XVII!) Como símbolo de obediencia, el cabildo besaba la mano de los padres por la mañana antes de empezar la jornada. Vete tú con zarandajas a un jesuita.
  3. Abajo estaban los Caciques que eran los jefes de las familias, tribus etc. Los jesuitas consiguieron así integrar la estructura prehispánica de los guaraníes a la evangelización. Los caciques ganaban el título de Don.

O sea que los jesuitas y guaraníes construyeron un proyecto novedoso, aislado de la sociedad colonial. Para los religiosos era su manera de cumplir su misión evangelizadora: hablaban guaraní, mantuvieron algunas costumbres y usaron el arte y la música como medio de comunicación (os acordáis de la imagen de la peli de los guaraníes cantando y fabricando violines? Pois é).


Para los guaraníes era su manera de protegerse de los españoles, portugueses, tupíes y otras tribus enemigas.  La expulsión de los jesuitas por orden del rey en 1718 los dejó en manos del poder civil y de otras congregaciones religiosas, comenzando la integración con las naciones que emergerían a lo largo del siglo.
 Camino de San Ignacio visitamos Ruiz Montoya. Con la esperanza de encontrar algún vestigio del protagonista la recorrimos de arriba abajo…en unos 10 minutos, vamos. Aunque no había nada directamente relacionando con él, sí que encontramos una plaza muy bonita llamada de la Hermandad con motivos guaraníes.


No para de llover. Si no mejora mañana me va a tocar enfilar para Atacama que allí seguro que no llueve (jajajajaja, qué bien traído, es que soy la posha!) pq no puedo ni usar las cámaras ni disfrutar los lugares como me gusta.  Sería una putada...ya veremos.

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