domingo, 22 de julio de 2012

Invadiendo la tierra de los temibles Tamoios


Salimos de la capi rumbo a la costa bajando la Serra do Mar. Esta es la principal vía que une São Paulo con Santos y es una carretera peligrosa y hermosa a partes iguales por culpa del intenso tráfico de camiones rumbo al puerto.

Santos es decadente y sucio. En el apogeo del café llegó a tener su propia Bolsa, la bolsa del café de Santos. Hoy en día es la parte más bonita de la ciudad y pasearse por su malecón viendo como unos barcos gargantúicos entran y salen del puerto es todo un espectáculo.

Estamos en tierra de los tamoios, alianza de varios pueblos Tupí que habitó el litoral paulista y carioca. Los tamoios son unos viriatos brasileños. Hartos de que los portugueses y sus aliados mestizos los atacasen para hacerlos esclavos, en 1560 se unieron bajo el liderazgo del cacique tupinambá Cunhambebe.


Cacique Tupí en Brasilia

Era una gran fuerza que reunía tupinambás, aimorés, guaianases y otras etnias y una alianza con los franceses, ya que en aquella época jugaban muy seriamente con la idea de expandirse por Brasil; habían fundado en 1555 su Francia Antártica en la bahía de Guanabara, territorio Tupinambá inexpugnado por los lusos.
 
ilustración de Cunhambebe, ilustrado por André Thevet, un cosmógrafo francés que acompañó una de las 1as expediciones

Los jesuitas portugueses narran en sus crónicas que obtuvieron importantes victorias contra los europeos gracias al carisma e inteligencia de Cunhambebe, el uso de la lucha a canoa y el saber robar y utilizar las armas de los portugueses que derrotaban. Pero como con Viriato, la historia no termina muy épicamente. Cunhambebe murió de viruela y el mando pasó al segundo cacique fundador, Aimberê. Los jesuitas hicieron un “tratado unilateral” con los Guaianases para que se abandonasen la “lucha armada”. Así debilitados, a los franceses y tamoios les dieron para el pelo en 1567 gracias a una gran alianza de los portugueses con las tribus rivales de los tamoios.
(Daos cuenta de cuan ridículos son estos eufemismos model-nos! Tratado unilateral = pacto, lucha armada = guerra, y punto)



Parque Estadual Carlos Botelho, en pleno territorio tupí-guaraní

Tras la derrota, franceses y tamoios huyeron y se hicieron fuertes en Cabo Frío, zona de fácil  defensa. Los gabachos, gente pragmática, sabían que no podrían resistir un sitio por tierra y mar así que se despidieron de sus aliados a la francesa (fíjense sus mercedes, qué bien traído!!) y los abandonaron a su suerte regresando a Europa.


Como a los portugueses les sobraba paciencia, armas y tribus con pelusa de los orgullosos tamoios, esperaron 8 años hasta 1575 donde por fin los vencieron. Para dar ejemplo y vengarse de la costumbre tamoia de comerse a los portugueses capturados, ejecutaron a todos: niños, mujeres, hombres…todos. No funcionó la táctica (como siempre la violencia sólo genera violencia) ya que algunas tribus siguieron su lucha en solitario como los Gopitacases.


Hoy en día Brasil les recuerda colocando el nombre Tamoio a carreteras, barrios y distritos.



Al recorrer esta parte del Peabirú hice escala en Curitiba, la capital de Paraná establecida sobre el Camino indígena. La muy fría Curitiba se estableció gracias en gran parte a la inmigración germánica y eslava. Hay barrios alemanes riquísimos, ucranianos, húngaros y polacos. Cuando el Papa Juan Pablo II vino a esta tierra, hizo una parada en este barrio, construyeron un monumento y agradeció a los descendientes por haber mantenido pura y verdadera la fe católica en estas tierras…y aquí empieza la 2ª parte del post.


Tuve el honor de conocer a una Tamoia Polaca, Adriane. Nacida en un pueblito del interior de Paraná donde la 2ª lengua es el polaco, es hija y nieta de polacos. Creció en un ambiente boitjílico, ultra católico, donde la única manera aceptable de echar un polvo era sin condón y por amor…así que pasó lo que tenía que pasar. Con su novio adolescente de toda la vida, se quedó embarazada a los 18 años y la única salida era casarse. Pues venga, a la iglesia.

Monumento a los ucranianos en el parque Tingui

Pero Adriane soñaba, leía libros. Quería estudiar y tener un futuro. Ella sospechaba que existía un mundo más allá de su pueblo, de su gente y el saber que lo que le esperaba a ella y a su hijo era una educación precaria, represiva y un futuro anclado en el pasado la ahogaba. Así que antes incluso de que él naciese pidió el divorcio. Divorciarse era permitido a los ojos de la Ley pero no a los de Dios y su pueblo, así que no tuvo otra que exiliarse.

Repudiada por su gente emigró a la capi. Allí trabajaba en lo que pillaba hasta que consiguió un empleo fijo de empleada del hogar mientras estudiaba Magisterio y Letras. Chicos y chicas, poneos en situación: imaginad el estigma social de una chica de pueblo, madre soltera y “criada” en una casa rica…es de película de Buñuel pero en Brasil!!

Nuestra heroína, Adriane

Con los años se graduó, dejó la fregona y empezó a currar de profe en escuelas marginales con más de 50 alumnos por clase (bueno, España va  a ser así dentro de poco también). Hoy Adriane estudia finanzas. Curra de contable y colabora como periodista en pequeños periódicos. Por fin tiene un coche y le paga a su hijo un colegio decente. Sigue siendo católica pese a que hace unos años el cura del pueblo, en plena homilía, la señalase y dijese que una madre embarazada que se divorcia no es digna de ir al culto y es un mal ejemplo para la comunidad.

Esto es por ti, Adriane, y por las otras Tamoias que luchan anónimas por un futuro mejor contra tanto puritanismo, ignorancia y   especulación.

Zaoszczḛdzic, Adriane, Quijote Polski!! 

2 comentarios:

  1. muy educativa la crónica y emotivo el relato personal, Angel.
    Un beso para la luchadora y un abrazo para el luchador, je, je!

    ResponderEliminar