Creo que estamos evolucionando, mejorando despacito como especie. Aunque
al ver la tele no lo parezca, cuando comparas y estudias nuestra historia sí
que veo una tendencia positiva: cada vez hay menos tribus y más una raza, la
humana. Cuanto más viajamos menos vemos a los demás como “los otros” y más como
“nosotros”. Nos matamos menos, vivimos más, somos más tolerantes que hace cien
años , pese a que a los políticos y poderosos esto les venga fatal porque nos
hace más críticos y difíciles de manipular. Por eso intentan inyectarnos su
veneno, el miedo. Porque un pueblo con miedo es un pueblo manejable. Nada mejor
que un enemigo invisible, intangible para justificar el abuso, la renuncia a
nuestros derechos y que nos entreguemos como ovejitas mansas a nuestros
pastores de corbata de seda, sotana o bata blanca.
Os suelto este rollo porque voy a daros un ejemplo de como éramos y
como hemos mejorado: la caza hasta la casi extinción de los más maravillosos
seres marinos que pueblan el planeta: las ballenas.
El origen de la caza masiva en el Atlántico no está en los portugueses
de las Islas Azores, como parece creer mucha gente, sino en las costas de
Vizcaya, donde se practica desde hace casi mil años (hay registros del 1150 que
muestran que ya cazaban ballenas francas boreales en esa época).
Ballenas en los escudos de diversas poblaciones vascas |
En el XVII los vascos se aventuraban por todo el Atlántico Norte persiguiendo las cada vez más raras ballenas francas debido a que eran las que más grasa tenían y especialmente fáciles de matar. Llegaron a establecer asentamientos en las costas de Canadá, como el de Red Bay, donde excavaciones arqueológicas encontraron los barracones que procesaban la grasa de los pobres bichos y que hoy está en un parque nacional protegido con un pequeño museo…estas son las cosas que nos ponen cachondos a Miquel Silvestre y a mi. Sólo esto bien vale una ruta Panamericana desde Brasil en moto!!!
Pero hablemos de la grasa, la maldición y la salvación de nuestras
cetácicas amigas. Otra vez la misma historia, la depredación y exterminio de un
pueblo para poder expoliar los recursos naturales. Es lo mismo que pasa en el
Sáhara, Nigeria, Venezuela, Bolivia, Amazonas…tú pones el nombre.
Era esta rica grasa la causa de que fueran (y son todavía) cazadas sin
tregua. Cada animal significaba cientos de quilos de grasa estupenda que servía
para alumbrar las calles de una Europa que se sabía el centro del Mundo y que
trataba a éste como si de facto le perteneciese.
Los hornos que se usaron durante 200 años para derretir la grasa...están en el mismo sitio desde entonces |
En Euskadi, los vizcaínos inventaron un método para derretir y
procesar la grasa a bordo. Esto significó que su radio de acción se transformó
en…the entire f*cking world! Pobres ballenicas. Los vascos, que para eso de los
hornos y la ingeniería siempre han tenido mucho arte, inventaron unos autoclaves
montados sobre ladrillos de cerámica especialmente aislante que podían ir en la
cubierta y procesar toooooda esa grasa en un pispás.
Las majestuosas Ballenas Francas se pueden ver desde la playa en esta época |
Los grabados y pinturas de la época son terriblemente realistas. Los animales
eran arponeados a mano y con cañones. Muertos o agonizantes, eran llevados al
costado del barco y despedazados. Aunque la grasa era el objetivo principal,
los dientes o barbacanas que filtraban el agua también eran cotizados por las
damas bien que hacían corsés y otros artículos finos con ellos. Era tal la
depredación que la carne se tiraba al mar pues no daban abasto para comerla.
Cañón y arpones usados para la caza, todo en el museo de Imbituba |
En Brasil la caza fue especialmente activa. Las madres venían a dar a
luz y criar a sus ballenatos a las tibias playas del sur y de Uruguay, de
corrientes suaves y abundantes comida. La hijaputez del ingenio humano alcanzó
nuevas cotas cuando los balleneros descubrieron que las madres de ballena
franca no abandonaban nunca a sus crías y que si mataban o malherían a esta primeramente,
la madre tarde o temprano saldría el fondo junto a su bebé, rabiosa y
totalmente vulnerable pues la estaban esperando con toda la artillería lista.
Era tan bestia esta manera de cazarlas que desencadenó cierta controversia y
crítica por parte de la intelectualidad brasileña.
Y aquí os presento a nuestro
héroe de la jornada: Dom José Bonifacio de Andrada e Silva, quien en 1790
escribió en primer manifiesto en contra de la caza indiscriminada y en
particular sobre los métodos insostenibles usados por yanquis y brasileños que
abusaban de la pólvora y de la técnica de matar a los ballenatos primero. En un
texto amoroso, técnico y ambientalista, su “Memória sobre a pesca das baleas, e
extração do seu azeite” critica y condena a los balleneros industriales.
Si vemos como estamos hoy en día, como casi todo el mundo respeta y
entiende que estos grandes seres merecen nuestro amor y ayuda, como hay
programas de protección para las ballenas por todo el mundo, viendo esto nos
damos cuenta de que sí hemos evolucionado, de que somos mejores y que hay
esperanza. Apenas cuatro colgados supersticiosos e inconscientes cazan hoy
ballenas…huy, perdón que lo de los islandeses, noruegos y japoneses es por
fines científicos. Claro hombre, y lo de los toros lanceados y las cabras
tiradas desde el campanario es cultura!
Panda de paletos cromañones, meteros vuestras lanzas y "honor" por todo el ojete! Firmado, Volante (RIP) |
Otra cosa genial de esta tierra es que las madres están durante toda
la temporada de amamantamiento cerca de la costa. ¡¡Las familias se ven desde
la costa!! Con unos prismáticos podemos ver las marcas blancas que los piojos
marinos forman y que identifican a cada individuo. O sea que a lo tonto desde
julio hasta octubre podéis disfrutar de un espectáculo grandioso y gratis por
toda la costa desde Florianópolis hasta casi Argentina.
Uno de los mejores lugares
es Imbituba, pueblo donde está el Museu Baleia Franca en una antigua fábrica
ballenera. Hasta el 73 estuvo operando macabra y apestosamente ya que Imbituba
fue uno de los principales puntos balleneros del Atlántico. Tras la prohibición
fue abandonado pero sus dos centenarios hornos (los de la foto de arriba) donde procesaban la grasa siguen
en el mismo sitio, recuperados por la fantástica gente del Proyecto Baleia
Franca en el museo.
Todo lo que os he contado lo podéis encontrar en sus instalaciones.
Además os invitarán al Centro de Observación de Ballenas que está a unos pocos
quilómetros y donde los estudiantes monitoran y protegen a nuestras amiguitas.
Os prestarán unos prismáticos y os educarán sobre como identificar a las madres
e hijos, sus juegos, sus costumbres y todo eso con el cariño y el entusiasmo
que sólo un estudiante de 5º de Biología le puede echar a la vida.
la chavalada estudiante que participa del Projeto Baleia Franca |
En serio, es
un momento Satori el estar helado por el viento y feliz con tus prismáticos
esperando que una aleta negra gigantesca salga del agua y chapotee o un enorme
chorro de vapor y agua te dibuje una columna de cuatro metros….me imagino a las
ballenas hablando de nosotros: “has visto a esos monos sin pelo de la
superficie? Están locos, en lugar de ir nadando van en esas tablas ruidosas y
que huelen raro, pero me parto con los grititos que dan, me recuerdan a los
latosos de los delfines”.
Congelado y feliz de poder estar ahí |
Para terminar, un poco de logística. En lugar de quedaros en Imbituba,
la ciudad, mejor quedaos en las playas cercanas donde encontraréis pousadas
estupendas de muchos precios. Nosotros nos quedamos en Barra de Ibiraquera en
la vera de la playa y junto a la entrada a una laguna salada gigantesca.
Si
vais con tiempo y pareja podéis alquilaros una tabla, una piragua y daros un
pirulo por los pequeños y románticos manglares…ya me entendéis J Otro lugar estupendo es la Praia do Rosa.
Más hippy-pija, en verano se llena pero todavía tiene un toque ecológico que
mola. En temporada alta podéis esperaros de 150 a 250 reales por día. En baja
temporada por 70-100 reales tenéis infinitas alternativas.
Podéis cenar estupendísimamente en el restaurante Tartaruga. Especialidad en camarones, pescados y unos muses caseros de maracujá y chocolate que son ambrosía pura. Yo os recomiendo que os los comáis después en la arena de la playa, mirando al mar y dejándoos llevar por la imaginación y las endorfinas azucaradas.
El Tartaruga. La cerveza es sin conservantes, artesana y de tradición alemana. |
Os dejo con un vídeo de un pequeño encuentro de unos domingueros con mamá e hijito ballena.