¿Qué tienen en común
los Aztecas, los Incas y los indios brasileños? Pues que aparentemente tuvieron
contacto con hombres blancos y barbados muchas generaciones antes de que los
españoles y portugueses llegásemos tras Colón.
Los exploradores y
religiosos ibéricos que tenían los primeros contactos con los indios registraron
en muchos documentos historias sobre huellas de hombres blancos prehispánicos. Lo
que más sorprendía eran los caballos, las armas y la tecnología, y no las
barbas y pieles claras europeas.
La serpiente de blancas barbas, Quetzalcoatl |
En México recibió el
nombre de Quetzalcoatl, el dios barbudo y de cabellos blancos que volvería
muchos siglos después. En Perú era Viracocha, también rubio y que se fue por el
mar con sus hijos. En Brasil los indios tupí le llamaban Zumé o Tumé. Era “un
gran feiticeiro, blanco, barbado que vino del mar”. Dicen que les enseñó artesanía,
a cultivar la mandioca y otras culturas, algo cojonudo pq hasta entonces eran
recolectores y comían otras raíces menos blanditas y dulces.
Pai Zumé...occidentalizado un poquillo |
Les enseñó una
nueva religión donde hablaba de amor al prójimo y esto fue su perdición ya que
los Tupinambá, que eran muy belicosos y antropófagos, quisieron cargárselo pq
les jorobaba el negocio de las armas y el Tupi Way of Life…quiero decir su derecho
a la autodeterminación caníbal. Así que tuvo que poner pies en polvorosa y huir
al Oeste, de donde dicen que vino. En su huída pasó por Paraguay y Perú,
abriendo el que fue el camino mítico del Peabirú que unía el Pacífico con el
Atlántico.
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Este mito le vino de
perlas a los jesuitas y otros religiosos ibéricos que castellanizaron el
término tupí, Zumé, por el mucho más castizo “Tomé” o “Tomás” y…et voilá! Resultó
que el apóstol Santo Tomás había venido por estas tierras a salvar almas y a
prepararles el camino. Así era más fácil que aceptasen la fé católica…y es que
no hay nadie más pragmático que un jesuita con una misión!
Hubo otros Zumé en
Brasil. En el nordeste se hablaba de Mairatá, otras tribus de Maré (blanco y
pelirrojo), Izú el rubio y su compañero, los Apinagé hablaban de “Kupe-kikambleg”,
la tribu de los cabellos rojos.
Puede que fuesen
normandos exploradores que quisieron descender de Terra Nova, o misioneros que
partieron de Asia o incluso de Cabo Verde…o los mismos atlantes que construyeron
las pirámides (titotatí-totí, léase con la sintonía de 5º Milénio)…os dejo con
el misterio!
El caso es que hubo
un explorador olvidado, el pirata inglés Knivet, quien tras escaparse de los
portugueses y vivir con los indios durante largas temporadas se encontró con
una tribu de rubios, altos y barbudos, “muito parecidos com holandeses” en el
interior de Minas Gerais, en lo que hoy es Santo Tomé das Letras (ni carretera
asfaltada encontré para llegar allí anoche!) En la misma región vivían los
Aymoré, descritos por el cronista padre Simão de Vasconcellos como: “Desses
aimoré alguns são tão brancos como os portugueses.” Poco después fueron exterminados como tantos
otros con la llegada de los exploradores portugueses.
Por cierto que la
biografía de este menda es un tesoro…vino con el pirata Lord Cavendish pero fue abandonado y atrapado por los portugueses. Se escapó y lo volvieron a atrapar y así 4
veces!!! Al final le dieron la libertad, por cansino, y regresó a su Londres
natal donde publicó unas memorias desternillantes que me voy a comprar y
resumiros en futuros post.
El tío fue de los primeros en usar una escafandra para recuperar cañones de un naufragio y casi no lo cuenta, vaya par!! |
Anoche se abrió el
cielo y cayó un diluvio. Hice puerto en Andrelándia, una ciudad con un bonito
centro histórico y que está al lado de un yacimiento arquelógico precioso: la
Sierra de Santo Antonio, donde hay pinturas rupestres datadas en más de 3 mil
años y a las que se puede llegar fácilmente caminando…si no estuviese todo
hecho un lodazal con la lluvia de anoche y yo no fuese tan vago. Para
compensaros os dejo el vídeo de un compi que sí subió y lo grabó.
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